Una dama inconveniente by José de la Rosa

Una dama inconveniente by José de la Rosa

autor:José de la Rosa [Rosa, José de la]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Histórico, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2022-09-09T00:00:00+00:00


Capítulo 19

Una chismosa malintencionada

Cuando el joyero colocó el fabuloso collar de diamantes alrededor del cuello de Leonor, ella tuvo que convenir que jamás había visto algo así.

—Es… fabuloso.

El artesano sonrió, satisfecho, apartándose unos pasos para que la dama que la acompañaba, María, y su modista, madame Lanchester, pudieran apreciarlo.

—Está inspirado en el arreglo que Boehmer hizo para la malograda reina María Antonieta —⁠explicó⁠—. Doscientos veinte diamantes de los más puros, en talla brillante.

Wickes eran los únicos en Londres capaces de hacer algo así. Una gargantilla de tres vueltas de brillantes, una segunda fila de las mismas piedras que rodeaban las clavículas y dos largas bufandas dobles de los mismos diamantes que pendían alrededor del busto, como si fuera una lazada que hubiera quedado suelta. El resultado era de una majestuosidad y brillo que impedía poder apartar la vista del collar.

—No es… —Leonor miró a su hermana⁠— ¿excesivo?

—En absoluto —intervino madame Lanchester, que había insistido en abandonar a su clientela y acompañarlas a la joyería para que no hicieran una elección errónea que desluciera su futuro trabajo⁠—. El vestido será de color oro viejo, de una riqueza prodigiosa que acentuará su aire virginal y dará la impresión de que el collar forma parte de él.

Al joyero no le gustó la idea, y a Leonor, el uso del término «virginal» le pareció muy desacertado en su situación. Volvió a mirar a María, que no tuvo más remedio que comprometerse.

—Papá ha sido muy claro: «Cueste lo que cueste». Así que nos lo llevamos.

La modista no cabía en sí de gozo, pues en cuanto doña Leonor le expuso cuáles eran sus necesidades para el baile, supo que allí había un buen negocio y la posibilidad de inmortalizarse ante la Reina con su mejor creación.

El collar sería embalado y enviado a Chesham Manor aquel mismo día, y las tres mujeres, acompañadas por las continuas reverencias del dependiente, que había hecho el negocio del año, salieron de la habitación privada, forrada en terciopelo negro para que los diamantes brillaran más, donde eran expuestas las mejores creaciones a un público muy escogido.

—¡Qué coincidencia tan encantadora! —⁠escucharon decir a alguien una vez en la tienda.

Hacia ellas venía, toda sonrisa, lady Rubens, acompañada, como siempre, por su hija, que la seguía como un perrillo faldero a cualquier parte.

Leonor y su hermana se miraron. La primera apenas había frecuentado la sociedad londinense, pero la habían advertido de que debía andarse con cuidado en presencia de aquella dama, para quien un rumor se volvía chisme y más tarde escándalo en cuanto tocara su lengua.

—Ha sido un hallazgo poder saludarla —⁠terció María, cortante⁠—, qué lástima que vayamos con prisa y no podamos quedarnos a conversar.

La dama no se dio por enterada, y María llegó a la conclusión, por su experiencia, de que encontrarse en un establecimiento con una inglesa era una trampa mortal.

—Precisamente vengo de su encantador establecimiento, madame Lanchester. Una de sus ayudantes me ha dicho que coincidiríamos aquí.

La modista intentaba guardar el tipo. Lady Rubens le debía una importante cantidad



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.